Constituye un ejemplo lo siguiente:el otro día escuché hablar sola a una chica que iba nerviosa por la calle decir: "- A mí sola se me ocurre, a mi sola! pero si se lo digo a alguien...no-." Me hizo recordar a mí, porque muchas veces hablo sola por la calle, como si fuera que los adoquines me van a contestar.
La gente muchas veces suele decir: "no, eso no lo hago yo." Y por dentro: "¡si supiera!".
Por mi parte pienso que si tenemos miserias que no queremos contar y que preferimos ocultar u omitir de nuestro discurso, tampoco tenemos que apelar a la negación. Simple indiferencia cuando alguien habla del tema, se prefiere.
Todo nuestro alrededor ya está cargado de mentiras como para que alguien venga con una más. Aunque sea con una de las simples patrañas, no apelemos al engaño. No demostremos algo que no somos. No saquemos a relucir algo que después no sepamos la forma en la que podemos sostenerlo. Mejor ser sinceros e indiferentes con lo que no queremos ser participativos.
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