Pensar decir, pensar hacer, hacer...
Verbos que revolotean por la cabeza
mientras pienso qué hago y hago otra cosa...
Decir, hoy no, mañana. Pasado. Vivo en la semana que viene.
¿Cuál? Ésa que ya pasó pero que va a volver a venir...
¿Cómo sabés? Porque la reproducción de los días está asegurada
si es que no tuviste un sueño que te ponga la vista, el entusiasmo, la pasión en otro lugar.
jueves, 14 de mayo de 2015
lunes, 27 de abril de 2015
Reflexiones sobre las elecciones de la vida en la Ciudad
¿Qué come quien no come?,
¿quién vomita lo que se calló?
No quiero que me vengan con cuentos ni promesas
"se eligió por una ciudad mejor".
Basta de caretas amarillas, de aviones de papel y de ecos
que no vamos a escuchar jamás...
que no vamos a escuchar jamás...
solo las balas y los robos legales que nos vuelven a perjudicar.
No está demás tener memoria en esta ocasión
y recordar que el baño está al fondo a la derecha,
pero la salida, al frente y por la izquierda, aunque no se me preguntó.
Rimar se come.
miércoles, 18 de marzo de 2015
Búsqueda
Porque no quiere.
Porque no puede
o porque no se lo quieren dar.
¡Basta!
Tu versión no es la mía
pero te puedo enseñar
a mirarme con mis ojos
y me vas a ayudar a mejorar.
Las cosas no están bien,
pero te prometo
que si me mirás un rato con mis ojos
yo voy a mirar después con los tuyos,
y el mundo se va a dar cuenta
de que le hicimos un bien mayor.
Porque no puede
o porque no se lo quieren dar.
¡Basta!
Tu versión no es la mía
pero te puedo enseñar
a mirarme con mis ojos
y me vas a ayudar a mejorar.
Las cosas no están bien,
pero te prometo
que si me mirás un rato con mis ojos
yo voy a mirar después con los tuyos,
y el mundo se va a dar cuenta
de que le hicimos un bien mayor.
miércoles, 18 de febrero de 2015
Match Point de 'San' Valentín
"Si supones que no existe esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si supones que existe un instinto hacia la libertad, entonces existen oportunidades de cambiar las cosas", decía Chomsky en una entrevista que se le hizo allá por 1997.
Sin duda alguna, existe algo en el grueso de nuestro sistema nervioso que nos hace crear una realidad de una ilusión, de un sueño, de una pasión. La perseverancia y la creencia otorgan fuerza al deseo.
Entre tantas flaquezas que la vida nos hace pasar, la resistencia y la lucha germinan dentro de nosotros y así, somos hijos de aquellas decisiones que nos hacen engordar los espacios vacíos.
De Luján a Arrecifes, con el mango justo y sin esperanza de encontrar una cama en la que el cuerpo del Valentín pudiese descansar después del torneo de tenis. ¿Descansar después del torneo? Pero si supuestamente se vuelven esa noche. ¡No! El pibe da para más. Bueno, entonces, hay que seguir de alguna manera. La carpa que les fue prestada con generosidad al padre y al hijo sirvió de refugio y resguardo de cuerpos y de esperanzas. Y de un estómago que sabía que entre partido y partido, iba a recibir el jugo fresco de jugosas ciruelas dulces que lo iban a invadir de energía. Igual, el pibe, es energía pura.
Frente a los ojos que miraron extrañados el paisaje de la cancha de tenis y una carpa esperando el comienzo del partido al lado, frente a todos los que se asombraron con la historia conmovedora pero tan real y elocuente de los dos lujanenes, de Valentín y Fredy... el pibe sarpa y como si fuese una filmación, la cámara lenta de una película de Woody Allen, como si su respiración se quedara congelada hasta el último minuto, como si los ojitos llorosos no vieran nada más que la pelota, la raqueta, su oponente... gana. El pecho del padre y el hijo quedaban chicos en la cancha, tan inflados de emoción, orgullo y alegría.
El pibe saca, tiene un revés admirable y descoloca al oponente. Y admirable es también la edad a la que lo convocan a un torneo del cual se hace merecedor de la copa. Pero se la iba a tener que aguantar. Y se la aguantó. Sin sacrificio ni valor, las cosas no son fáciles de conseguir. Y si ello estuviese ausente en el resultado final, tendría un 'sinsabor' incómodo. Pareciera que eso fue lo que le demostró su papá.
Con el trofeo en el bolso, emprenden camino de vuelta. Como si no fuese poco lo que habían caminado esa semana, la única que les queda es hacer dedo. El premio del que no abandona fue, en este último tramo, conseguir sin demasiado buscar alguien que los alcanzara hasta un lugar más cercano a Luján. El 'alguien que los alcanzó' fue el padre del chico que cedió en el juego frente a Valentín. ¡Mirá si este pibe no iba a ser valorado!
Las experiencias de vida son increíbles de andar. No pueden repetirse, no serían iguales. Los sinsabores no ocurren por nada porque después de ellos, quizás la victoria, el superarse a uno mismo, el sueño, el deseo concretado tienen una dulzura al paladar, tan fresca, como el jugo y la carne de las ciruelas que lo acompañaron hasta el final del torneo. ¡Ganaste, Valentín! ¡Ganaste, Fredy!
Sin duda alguna, existe algo en el grueso de nuestro sistema nervioso que nos hace crear una realidad de una ilusión, de un sueño, de una pasión. La perseverancia y la creencia otorgan fuerza al deseo.
Entre tantas flaquezas que la vida nos hace pasar, la resistencia y la lucha germinan dentro de nosotros y así, somos hijos de aquellas decisiones que nos hacen engordar los espacios vacíos.
De Luján a Arrecifes, con el mango justo y sin esperanza de encontrar una cama en la que el cuerpo del Valentín pudiese descansar después del torneo de tenis. ¿Descansar después del torneo? Pero si supuestamente se vuelven esa noche. ¡No! El pibe da para más. Bueno, entonces, hay que seguir de alguna manera. La carpa que les fue prestada con generosidad al padre y al hijo sirvió de refugio y resguardo de cuerpos y de esperanzas. Y de un estómago que sabía que entre partido y partido, iba a recibir el jugo fresco de jugosas ciruelas dulces que lo iban a invadir de energía. Igual, el pibe, es energía pura.
Frente a los ojos que miraron extrañados el paisaje de la cancha de tenis y una carpa esperando el comienzo del partido al lado, frente a todos los que se asombraron con la historia conmovedora pero tan real y elocuente de los dos lujanenes, de Valentín y Fredy... el pibe sarpa y como si fuese una filmación, la cámara lenta de una película de Woody Allen, como si su respiración se quedara congelada hasta el último minuto, como si los ojitos llorosos no vieran nada más que la pelota, la raqueta, su oponente... gana. El pecho del padre y el hijo quedaban chicos en la cancha, tan inflados de emoción, orgullo y alegría.
El pibe saca, tiene un revés admirable y descoloca al oponente. Y admirable es también la edad a la que lo convocan a un torneo del cual se hace merecedor de la copa. Pero se la iba a tener que aguantar. Y se la aguantó. Sin sacrificio ni valor, las cosas no son fáciles de conseguir. Y si ello estuviese ausente en el resultado final, tendría un 'sinsabor' incómodo. Pareciera que eso fue lo que le demostró su papá.
Con el trofeo en el bolso, emprenden camino de vuelta. Como si no fuese poco lo que habían caminado esa semana, la única que les queda es hacer dedo. El premio del que no abandona fue, en este último tramo, conseguir sin demasiado buscar alguien que los alcanzara hasta un lugar más cercano a Luján. El 'alguien que los alcanzó' fue el padre del chico que cedió en el juego frente a Valentín. ¡Mirá si este pibe no iba a ser valorado!
Las experiencias de vida son increíbles de andar. No pueden repetirse, no serían iguales. Los sinsabores no ocurren por nada porque después de ellos, quizás la victoria, el superarse a uno mismo, el sueño, el deseo concretado tienen una dulzura al paladar, tan fresca, como el jugo y la carne de las ciruelas que lo acompañaron hasta el final del torneo. ¡Ganaste, Valentín! ¡Ganaste, Fredy!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Bandana Roja
Hay personas que se disgustan con tu liberalismo,
hay personas que se molestan por tu forma de percibir el mundo,
personas a las que no les gusta tu forma de vestir
y te separan de su 'normalidad'.
Hay personas que detestan tus relojes
porque no pueden controlarlos
escapan a sus tiempos,
¡No te pueden cooptar!
Esas personas pueden irse al diablo
y un poco más alla.
¡Pero vos no! No podrías, no.
Te estarías cuestionando
la existencia de su antítesis.
hay personas que se molestan por tu forma de percibir el mundo,
personas a las que no les gusta tu forma de vestir
y te separan de su 'normalidad'.
Hay personas que detestan tus relojes
porque no pueden controlarlos
escapan a sus tiempos,
¡No te pueden cooptar!
Esas personas pueden irse al diablo
y un poco más alla.
¡Pero vos no! No podrías, no.
Te estarías cuestionando
la existencia de su antítesis.