¿Y si todo lo que aprendí hasta ahora no tiene sentido? ¿Y si le encontraba el sentido equivocado? ¿Y si quienes creía que ignoraban muchas cuestiones no las ignoran y yo en realidad soy la ignorante?
Dudo de mí, de mi saber, de mi entender. De mi capacidad opacada por el acierto ajeno reflejado en una escala de valores numéricos.
Era consciente de que no tendría la posibilidad de agarrarme del extremo alto victorioso porque sabía que no contaba con las herramientas suficientes, pero no quería que llegara el día en que se concretara la previsión.
¿Qué dirán quienes confiaban en mi entender si ahora ni yo confío en él? ¿Ya no me preguntarán nada? ¿A quién podría ayudar ahora? ¿Qué hago si no puedo ser capaz de prestar una colaboración intelectual? ¿Pero si ayudo y no ayudo, en verdad? Estas últimas...¡qué angustia!
Debo irme.